viernes, 13 de junio de 2008


LA EQUIDAD “Cuando dudo de las palabras, escribo...”

Todo me parece absurdamente arbitrario, injusto, digno de no ser creído, inverosímil, un mal juego del destino. Quizás sean las circunstancias, quizás sean las condiciones que me ligan a enunciar y proferir estas palabras, tan arbitrarias como los juicios que en todos y cada uno de nosotros gravita y pesa... porque tenemos conciencia, porque pensamos y cuestionamos. Esta rueda de helmintos que nos devana el seso, quizás no a todos... aunque mi deseo sería que por algún minuto todos lo cuestionáramos, sin embargo observo que no es así, que aquello no es tal, que pocos se detienen a pensar y a intentar desentrañar la madeja enorme que les puebla bajo ese entrecejo, que fruncimos en el alienante paso del tiempo, presuroso y feroz, que no se detiene a contemplar aquello que es materia de nuestro estudio. Toda palabra es un poco de mentira e injusticia, se nos enseña a seguir la norma, se nos condiciona en el lenguaje, en las leyes, en el hacer... qué hacemos, vagar como autómatas reproduciendo como un rebaño estúpido aquello que nos ha permitido reproducir nuestro lenguaje, consenso normativo de quienes auguran la armonía en esta babel enorme que nos aprisiona y no nos deja ver, limitados enormemente en este ruedo de miserias, en este enjambre de hermosas palabras que no pueden siquiera asir lo que realmente queremos decir, pues nuestro pobre vocabulario es sólo una prueba para mantenernos sujetos. Libertad y equidad sólo parecen palabras sin sentido, vacías a veces en medio de esta vorágine que nos aturde y aletarga. Enseñamos y reproducimos tal vez sin querer, una serie de códigos que ya están más que anquilosados, sentimos temor enorme a abrir las puertas del verdadero espacio y en ese caos enorme que nos es inefable nos silenciamos y admiramos que aquella libertad de manifiestos no es más que una palabra impresa y una sonrisa cómplice en aquellos que tienen la sartén por las asas. Equidad... pareciera que se ve lejano aquello. Pese a esto luchamos los perdedores de este mega mercado y nos entrampamos en un sin fin, en un caleidoscopio nos perdemos, enorme gama cromática que nos anuncia los abismos de un paraíso artificial que nos ha dejado mancos y sin pies. Solo nuestro cerebro lucha, pero nuestro padecer, nuestra agonía, nuestra lucha verdadera no tiene válvula de escape... Unos soberanos, otros subordinados, unos capataces otros expoliados, ilotas en el sin fin de la lucha perseverante por la libertad... Qué palabra más hermosa y más distante, cercana y distante como un sueño despierto en medio de un sueño, soy libre o soy esclavo, en dónde me encuentro, en dónde te encuentras, cuánto has cedido sin darte cuenta, cuánto terreno nos ha ganado ese maldito poder que esquilma al ser hum-asno... Intentando comprender y no comprender nunca, sólo tientos, asedios en un camino sinuoso que nos desgasta y envejece y la más de las veces nos envilece, llevándose nuestros mejores años en la reflexión o en el inútil vivir sin sentido, en medio de este cosmos o este universo que pocos dimensionan, la cósmica basura que se ocupa de las nimiedades que lo estrujan, aciberados, estrujados en el coco. En la sesera aún habitan los que ruegan por un mejor mañana, que no llegará sintiendo esa ENORME EUFORIA POR QUERER LIBRARNOS DE ESTE VORAZ SEÑOR DESTRUCTOR DE NUESTRA ESENCIA. Sin querer ser puros, sin intentar destruirnos, nuestro paso nos dice que somos los ofensores, los desclasados, los descolocados de este medio y qué diablos, somos los perdedores en este círculo vicioso que nos ha tendido la cofradía de unos pocos, en dónde está nuestra fuerza si ya han muerto los sistemas, los referentes de los más mal paridos medios de sujeción... pareces libre y eres esclavo de un sistema que ha colapsado en su inmundicia, que envuelto en su crespón de rancia elegancia te ordena incluso lo que es mejor para no rebelarte ante lo que es lo inadmisible, sólo palabras, sólo palabras, palabras arbitrarias, es todo lo que me parece este todo.

No hay comentarios: